lunes, 31 de enero de 2011

El cartel como recurso didáctico

El bombardeo gráfico visual que en nuestra sociedad sufrimos, requiere de un aprovechamiento didáctico en las aulas. Los estudiantes han de ser capaces de interpretar los mecanismos de información y manipulación que el lenguaje de la imagen pone en funcionamiento. La alfabetización icónica requiere, por ello un aprendizaje de los códigos y mensajes audio-gráfico-visuales.
La lectura de carteles, bien utilizando sus soportes originales, bien mediante el análisis de las reproducciones -que suelen aparecer también en formato reducido en otros medios de comunicación, como periódicos, revistas o radio y televisión- debe llevar consigo el estudio en profundidad de las técnicas de composición de imágenes, rotulación, artes gráficas, lenguajes combinados, niveles de captación, secuencias y temporalización.
En resumen, se debe favorecer, desde los diversos aspectos o visiones en que se divide la acción formativa una captación de todo el proceso comunicativo que desde un nivel semiótico se pone en marcha: emisor, receptor, mensaje, canal, código, contexto y referente tienen que ser los puntos de partida para la lectura crítica de todo medio de comunicación, y especialmente para aquéllos que ponen en juego diversos lenguajes simultáneamente. Desentrañar y desmitificar sus mensajes a través de una lectura objetiva y también subjetiva de éstos es una propuesta que responde a las necesidades vitales de nuestros jóvenes como actuales y futuros ciudadanos, sometidos a un consumo indiscriminado -y muchas veces inconsciente y no siempre voluntario- de imágenes en todos los espacios de su hábitat cotidiano.
Creación y elaboración de carteles
El proceso dinámico, activo y participativo de creación de carteles trae consigo, según COPPEN (1982), la adquisición de una serie de destrezas intelectuales y manuales; la captación, aprendizaje y afianzamiento de un conjunto de datos gráfico-visuales; la estructuración y organización del pensamiento por medio de interconexiones de lenguajes alfabéticos e icónicos, creando estructuras coherentes; el estímulo de la imaginación; y por último, la modificación de nuestra conducta, preparándola ante la batalla diaria de la persuasión y manipulación publicitaria inconsciente.
En la elaboración de carteles, hay que tener presente el contenido que se quiere transmitir; las imágenes que van a servir como soporte al mensaje, estudiando los receptores de las mismas y qué diseños pictóricos son los más idóneos, los tipos de grafías y su ubicación, los colores, las conexiones entre textos e imágenes, la capacidad de impacto y sugestión... En definitiva, la síntesis global del mensaje a transmitir y las capacidad de alcanzar las respuestas esperadas.
En un proceso de producción de carteles, los alumnos desarrollan destrezas plásticas manuales, propias de estas áreas de conocimiento, pero al mismo tiempo, al igual que en los otros medios audio-gráficos-visuales que analizamos en este texto, ponen en funcionamiento un conjunto de habilidades y aptitudes técnicas mucho más amplias que afectan interdisciplinarmente a todo el proceso de aprendizaje. La puesta en marcha de una idea, su gestación, su materialización en un diseño gráfico y visual, la anticipación del impacto esperado en los receptores... implica un complejo proceso que engloba desde conocimientos psicológicos y mentales, hasta prácticas de diseño y manualizaciones.
El proceso de elaboración de carteles
La gran diversidad de murales, dado sus formatos, tamaños, soportes, etc. hace imposible precisar los posibles materiales que se pueden emplear en su ejecución material. Desde murales realizados en paredes exteriores, hasta los realizados en franelógramas, pizarras de plástico, papel continuo, tableros de corcho o simplemente en grandes hojas de papel... La variedad de superficies es tal que la creatividad e imaginación de profesores y alumnos tienen que tener vía libre y ponerse en marcha, estudiándose todas las posibilidades de realización.
En todo caso, al igual que en los otros medios, lo más importante no son tanto los productos finales que se consigan sino la capacidad que ha tenido el proceso para enseñar a los alumnos, mediante la creación de carteles, a captar todas las fases que semiológicamente se ponen en marcha en la comunicación de masas, con todos sus mecanismos de manipulación y tergiversación. Los objetivos básicos de esta tarea son interpretar críticamente los mensajes y procurar que se adapten a una acción profesional formativa determinada.
En formación profesional relacionada con la comunicación, la educación, la venta o la publicidad, el aprendizaje de la técnica del cartel, aproxima al alumno a la creatividad y le capacita para expresar mensajes muy diversos en concordancia con las competencias genéricas a desarrollar con la RIEMS. La realización de montajes con medios informáticos le ayudará a realizarlos con mayor precisión y facilidad.
Presentación de carteles
Los carteles deberán medir 90 cm de ancho por 120 cm de alto.
El cartel deberá incluir: el título y los autores.
El título deberá
- colocarse en la parte superior y al centro del cartel.
- medir como mínimo 110 puntos o 3.0 cm de altura como mínimo,
- contrastar con el fondo, use un color oscuro para un fondo claro y viceversa
Debe incluirse el nombre de la institución de procedencia, así como el logotipo de dicha institución el cual deberá ocupar una o las dos esquinas superiores del cartel, midiendo la altura total del título como máximo.
El tamaño de la tipografía de subtemas (encabezados) de las tablas o figuras, así como las del texto, deberán medir 40 puntos o 1 (un) cm de altura, de tal manera que puedan ser leídas a 2 metros de distancia, debiéndose reducir la escritura de párrafos u oraciones complejas.
El autor tiene la libertad para realizar la composición que considere adecuada a su trabajo, pero debe considerar que está comunicando un mensaje y este debe de ser lo bastante claro leíble y legible al usuario que verá su cartel.
Por lo tanto, ordene la información, figuras, tablas, texto, fotografías o los gráficos que considere pertinentes en función de su objetivo comunicacional.
Las figuras deben diseñarse de manera que puedan verse desde lejos, las gráficas deben ser claras y utilizar letra legible. Utilice colores oscuros en un fondo claro y colores claros sobre fondos oscuros.
Las letras y números incluidos en las figuras o tablas, deben apegarse a las reglas y la composición que rigen el texto.  El número de ilustraciones deberá ser de ocho como máximo; las dimensiones de las figuras o tablas dependerán de la complejidad de la información, pero se recomienda utilizar un área de 10 x 12 cm. Puede utilizar fotografías.